Polémica
y Compromiso. Estas dos palabras pueden servirnos de entrada al
panorama de la obra de Gastón Bachelard (1884-1962), y más allá, a
su vida y a su tiempo. Un hombre cuya aparición aparentemente tardía
en el escenario filosófico, se compensa con un pensamiento
esencialmente polémico y renovador, continuación y a la vez
refundación de problemas y preocupaciones que han de estar presentes
en el desarrollo de la filosofía francesa del siglo XX, y en
general, en las discusiones filosóficas contemporáneas. Siguiendo
la metáfora de Lecourt, el día y la noche de los escritos
bachelardianos se conjugan para poner en tensión el saber y el
sujeto, la ensoñación y el concepto, lo real y lo racional, lo
normativo y lo imaginario. A partir de su participación en el debate
filosófico, la racionalidad está comprometida, no existe movimiento
creativo en el que el saber no esté en juego, en el que el sujeto no
se juegue una reconstitución.
Un hombre rural, alejado de aquella
París de la Belle Époque, ejerció durante más de veinte
años como maestro de secundaria, con un currículo no convencional
que lo llevó de la física y la química a la historia y la
filosofía de las ciencias. Su aparición en la escena universitaria
dejará huella en un importante grupo de intelectuales entre los que
se cuentan a Georges Canguilhem, Michel Foucault, Jean Hypollite,
Louis Althusser, Pierre Bourdieu, entre otros. Con ocasión de los 50
años de su muerte, hemos querido conmemorar el legado y su obra,
reconociendo medio siglo después, la presencia y actualidad de su
aporte filosófico.